1 pato de 2 quilos cortado a octavos
25 cebolletas francesas
Aceite
Sal
Pimienta
1 copa de vino rancio
1 copa de brandi
18-20 higos frescos
1 naranja
1 canela en rama
1 puñado de piñones
1 cucharada de azúcar
1/2 l. de caldo de ave
1 diente de ajo
1 galleta María
almendras
Avellanas
1/2 copa de vino rancio
Preparación:
Esta receta es recomendable hacerla el día anterior
Lo más fácil es que la carnicera corte el pato a octavos. Salpimentamos los trozos de pato y en una cazuela ponemos aceite. Empezaremos asando y girándolo por todos los lados para que quede bien frito.
Mientrastanto cogeremos una olla con agua y la herviremos, tiraremos las cebollas y las dejaremos un par de minutos, pasado este tiempo las podremos pelar fácilmente. Una vez tengamos las cebollas, las pondremos en la cazuela a fuego suave.
Cuando el pato esté bien dorado añadiremos un vaso de caldo de ave y taparemos la cazuela. Lo dejaremos cocer lentamente una hora más. Iremos dando la vuelta de vez en cuando y mirando que haya jugo.
Mientrastanto preparamos el zumo de higos. De los higos que hemos cogido dejaremos 12, los más bonitos los reservaremos. Pondremos en un cazo la copa de vino rancio, la de brandi, la canela en rama, la piel de la naranja, una cucharada de azúcar y los higos cortados por la mitad y previamente lavados. Lo dejaremos cocer una media hora a fuego lente. Veremos que se hace un jarabe. Una vez lo tengamos, lo colamos y lo reservamos. Exprimimos una naranja y reservamos el jugo.
Tostamos los piñones en una paella con aceite controlando que no se tuesten demasiado.
Si vemos que tiene un exceso de grasa en el aceite lo iremos quitando con la cuchara, también podemos poner en un cazo el aceite e ir quitándolo y volver a poner el aceite en la cazuela. No ha sido el caso, así que este paso me lo he saltado.
A continuación tiramos el vino rancio hecho jarabe, el zumo de naranja y los piñones tostados y continuamos con la cocción. Tiene que quedar una salsa oscura.
Preparamos la picada, con el diente de ajo, la galleta María, las almendras y las avellanas. Nos tiene que quedar una pasta bien fina, finalmente tiramos medio vaso de vino rancio. Lo ponemos en la cazuela y la sacudimos por las ansas. Lo dejamos cocer un cuarto de hora más. Cinco minutos antes de cerrar el fuego, tiraremos los higos que teníamos reservados cortados por la mitad. No las tenemos que remover mucho ya que se deshacen muy fácilmente.
Dejaremos reposar la cazuela unas horas o mejor un día.